miércoles, 14 de septiembre de 2011


INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE LA IMAGEN


PRIMERA PARTE
 LA CONCEPTUALIZACION DE LA IMAGEN

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LA NATURALEZA DE LA IMAGEN 
 
La teoría de la imagen, parte de su introducción, de una definición precisa de su objeto científico, lo cual posibilita y requiere un estudio sectorial: la naturaleza icónica. La imagen comprende varios y amplios ámbitos que van más allá de la comunicación visual y el arte, esta implica procesos como el pensamiento, la percepción, la memoria, en suma, la conducta. Es por tanto, un concepto más amplio que el de representación icónica. Existen múltiples hechos capaces de diferenciar las manifestaciones icónicas. El estudio de su naturaleza puede reducirse a dos grandes procesos: la percepción (mecanismos de selección de la realidad) y la representación (explicación de una forma particular de tal realidad). La modelización de la realidad supone dicha imagen a una simple escala que indique el grado de correspondencia entre una y otra.  En el proceso de modelización icónica, se presentan dos fases: La primera fase, culmina con la obtención de la imagen, y la segunda, en la apreciación que el observador hace de ésta. El proceso de modelización icónica de la realidad, comienza una vez por la percepción. Allí el observador extrae de la imagen un esquema icónico, equivalente estructural de la realidad objetiva (no la figurativa) que representa. Por ello se presentan diversas formas de modelización: la modelización representativa, la simbólica y la convencional. Se habla de una modelización representativa  si la imagen que sustituye a la realidad lo hace de forma analógica. La modelización simbólica implica una transferencia de la imagen a la realidad. La paloma de Picasso es portadora además de una forma visual, de un significado simbólico: la paz. En la modelización convencional la imagen funciona como un signo no analógico. A diferencia de las representaciones o lo símbolos, estos signos no poseen relación alguna con la realidad, al menos visualmente.
2
LA DEFINICION DE LA IMAGEN

El nivel de realidad constituye un hecho objetivo: lo que es convencional es su cuantificación, que está basada en las llamadas escalas de iconicidad. Dichas escalas, difieren fundamentalmente en dos hechos:
1. El numero de niveles, cada uno de los cuales representa un determinado valor de iconicidad o abstracción.
2. Los criterios utilizados para adscribir a cada nivel el grado de iconicidad correspondiente.
Todo criterio en los niveles de la realidad debe cumplir dos objetivos: diferenciar claramente cada categoría icónica de las demás, por lo que deberá tener una formulación lo mas particular posible.  Del grado de iconicidad de una imagen depende, a veces, la mayor o  menor idoneidad de ésta para desempeñar determinada función pragmática.  Todas las imágenes poseen idéntica naturaleza: Los hechos que la definen son los mismos para cualquier manifestación icónica, agrupando todas esas apariencias icónicas en cuatro tipos.  Las cuales son: las imágenes mentales, las naturales, las creadas y las registradas. Las dos primeras son manipuladas, al contrario que las dos restantes, obtenidas mediante un sistema de registro que puede ser manual o mecánico.
Las imágenes mentales poseen, gran parte de las características de la naturaleza icónica <<convencional>>. Tienen un contenido sensorial: tiene, por tanto, un referente, etc.  Las imágenes naturales son aquellas que el individuo extrae del entorno que le rodea cuando existen unas condiciones lumínicas que permitan la visualización. Son las imágenes de la percepción ordinaria. Existen tres sistemas de registro de imágenes: por adición, por modelación y por transformación. El registro de adición consiste en añadir al soporte nuevos elementos, los conformantes, que son lo que constituyen la imagen materialmente. En el registro por modelación la acción directa sobre el soporte constituye el elemento generador de la imagen. Por último, el registro por transformación implica, una alteración profunda de la materialidad del soporte. En las imágenes mentales, la única mediación visual posible es la propia del equipo mental del individuo. El hombre crea y consume imágenes con una avidez y fruición sin límites. Toda imagen tiene tres estructuras: la espacial, la temporal y la de relación. Las dos primeras son las únicas que admiten una formalización teórica al margen de su constatación con una imagen concreta. El primer criterio espacial, es la dinámica objetiva de la imagen. En función de tal criterio podemos clasificar las imágenes en fijas o móviles. El segundo criterio se refiere a la naturaleza de las dimensiones físicas del soporte. El nuevo par dicotómico que se extrae recoge los dos espacios posibles en este tipo de imágenes: el bidimensional y el tridimensional.  La segunda categoría espacial agrupa las imágenes en planas o estereoscópicas.  Existen dos alternativas: la simultaneidad o la secuencia temporal, lo que origina imágenes aisladas o secuenciales.
Por ultimo, en función de las características dinámicas formales de la imagen, éstas pueden dividirse en estáticas o dinámicas. Las primeras son atensas. No se producen tensiones visuales en su seno al contrario que en las dinámicas en las que existe tensión, que es la variable dinámica de las imágenes fijas.


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